La queja es un sinónimo de insatisfacción, es algo recurrente de alguien que no ha encontrado sentido a su vida. Muchas personas asumen este discurso interno de lamentación como una conducta que forma parte de su comunicación externa.
Cuando el apóstol Pablo y Silas (Hechos 16:19-40) los llevan ante los magistrados acusados de ser unos alborotadores, y después de haber sido heridos con muchos azotes los echaron a la cárcel, en un calabazo y les pusieron grilletes en sus pies.
Una vez en encarcelados ellos tomaron una decisión:
“a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los que estaban presos los oían.”
Hechos 16:25
Ellos podrían haber comenzado a quejarse ante el Señor por sus pesares, pero en cambio decidieron renunciar a la queja y comenzaron a alabar Dios inmediatamente, hasta que posteriormente un milagro los liberaría de sus aflicciones.
¿Estás pasando por una situación difícil en tu vida?
¿Qué decisión estás tomando al respecto?
¡No esperes más! Ponte a orar ahora mismo, agradece a Dios por todo lo que tienes, deja de lado la frustración, la tristeza y por sobre todo la queja. Aprende a mirar los hechos de tu vida con optimismo aunque sean días de tinieblas y prepárate para ver el milagro en tu vida al igual que Pablo y Silas.
¡Sigue perseverando, el Señor te ama y te fortalecerá!
